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Treslibélulas

sábado, abril 29, 2006


Se alimentaba de cuchillos... , por ver si de allí salía algo.
Pero sus huecos sólo lloraban vacíos. Redondos , cuadrados (Deseos, Razones)..., con forma de mano apagada, de mitad con puntillo, de bala rellena de sangre, de vientre dorado sin niño... Yo intentaba decirle: Es tarde. Duérmete, muchacha... No resucitarán los celofanes que guardaban con empeño el único Agosto. No implores más, mi niña..., extraña violeta de llanto esdrújulo. llano. y agudo. Deja que limpien los pequeños agujeros contraídos caídos a tus pies. No volverán las palabras hueras a contar verdades del tamaño de una muerte. Así que no malgastes Redondos, Cuadrados... siempreternos pedazos oscuros tan sólo dignos de ser música. Yo me preguntaba: -¿qué quedará de aquella pequeña flor en el dueño de todos los acentos?- Alguien insinuó que las mareas dominaban todavía en el agua de los surcos en que picoteaban las palomas febriles , tal y como ocurriera en aquellos pocos días, cuando el aire se comía transparente y silencioso, transformado en pentagrama único, formado de llena nada.
Ahora ya no... Ni Ella. Ni Él.
Se alimentaba de cuchillos. Por soportar la claustrofobia de su cuerpo con eco. Se escuchaba un María en son-filé sin término, que ya no se parecía a su nombre.
¡De cuchillos!, mi niña, sacaba abrazos pálidos como la nieve. Notas extraviadas que nadie comprendía...
ni siquiera el Maestro que le había regalado la vida.